viernes, 2 de septiembre de 2011

Flatmate del infierno

Tengo un par de flatmates insoportables, pero el peor es el malayo. El fulano es una persona falsa e hipócrita, y si algo aborrezco en esta vida es a la gente que no dice las cosas de frente, que ríe de manera ficticia para caer bien y que hace lo imposible por presentar una imagen que evidentemente es más falsa que un fisicoculturista hormonado. Además al tipo le dio por ser mi stalker del terror por una temporada... si yo compraba una botella de vino, al día siguiente el compraba dos... si me compraba una bicicleta, a la semana siguiente el tenía una nueva... si me daba por cantar en la ducha, el cantaba exageradamente Adeste Fideles cuando le tocaba su turno para bañarse... y así muchas cosas; fue una experiencia algo atemorizante mientras duró pero afortunadamente no lo hace más, quizás le aburrí. El tipo acostumbra llegar después de media noche y es entonces cuando comienza a cocinar, lavar platos, bañarse, hablar por teléfono y reírse estruendosamente... cuando le reclamé tuve por respuesta una "inteligente" réplica: no uses la lavadora mientras duermo... cabe decir que cuando uso la lavadora lo hago antes de salir a la uni, a eso de las 8:30 am, mientras que el se despierta diariamente después de las 10 u 11 (y se supone que estudia un doctorado!). Y finalmente, tiene el vomitivo hábito de carraspear la garganta y tragarse la flema, hábito que repite cada 10 min... Yo sé que esto de vivir con flatmates es como decía Forrest, "la vida es como una caja de chocolates y chalalá"... pero en esta ocasión no me salió un chocolate en la caja, me salió una asquerosa flema verde de Malasia, iuuujjjj.

viernes, 26 de agosto de 2011

La cita perfecta

Yo soy de esos a quienes se les conquista con comida, preferiblemente con manjares exóticos que exciten mi paladar y con bebidas que encuentren nuevos modos de embriagarme. Mi cita perfecta comenzó así, guiado por una gentil pimpolla sudcoreana quien me llevó a un restaurante especializado en la manduca de su país y que ordenó por mi platillos con nombres que no puedo pronunciar e ingredientes desconocidos. El lugar tenía todo el aire exótico que puede tener un restaurante étnico que se precie de ser bueno. Y con bueno no me refiero a precios altos y decoración pretenciosa, sino precios que iban desde lo perfectamente asequible a lo muy especializado y caro, con decoración adecuada y ambiente relajado. La prueba de que era bueno, además de lo suculento de su cocina, es que estaba pletórico de sudcoreanos contentos, sudcoreanos oficinistas, familias sudcoreanas, sudcoreanos solitarios y por su puesto parejas románticas sudcoreanas, excepto por una pareja interracial compuesta por un chilango (los chilangos son otra raza) y, oh sí, una gentil pimpolla sudcoreana. La comida me pareció simplemente exquisita... para el primer tiempo nos sirvieron seis  entradas: 1) frijoles negros perfumados, 2) repollo ácido y picante, 3) filetitos de pescado agridulcepicante, 4) germen de soya tipo chop suey, 5) algo como espinacas cocidas en mantequilla y 6) tortitas de verduras. Como platillo principal compartimos calamar picante (una delicia absoluta) y costillitas de cerdo en salsa de hongos con pastelillos de arroz (mmm, salivo de nuevo), todo acompañado con tazones de arroz y soju (vino de arroz), para finalmente cerrar con un té de flores. Pero lo mejor de mi cita perfecta fue la gentil pimpolla sudcoreana, quien fiel a sus tradiciones me trató con toda la etiqueta y caravana de su cultura: ella me servía el soju, mientras con su mano izquierda  sostenía su muñeca derecha (así lo dicta norma), bebía cuando yo bebía y me relató que en su cultura el copar la copa de soju es una forma de decirle a la pareja "te quiero"... me copó la copa un par de veces. La plática fue interesante, amena, constructiva e irremediablemente romanticona. Después fuimos al centro comercial por postres y finalmente terminamos en una exposición fotográfica al aire libre fuera del Art Centre... I think she got me. Lo pesaroso es que mañana tendremos nuestra última cena juntos porque la gentil pimpolla sudcoreana se regresa hacia su país pasado mañana para, muy probablemente, casarse con el hombre con quien no quiere casarse. Extrañaré a la chica de la cita perfecta.

Station Korean Restaurant (Corner of Harewood and Papanui, Christchurch.)

miércoles, 24 de agosto de 2011

Mi buen amigo Salvador

Lo conozco desde hace trece años, quizás un poco más. Nuestra amistad comenzó de forma tan ñoña como tenía que haber ocurrido en nuestra ñoñísima amistad de trece años... sí, en una reunión de scouts. Los scouts son el non plus ultra de la ñoñéz (casi tanto como decir non plus ultra), y tengo que decir que siempre me causaron algo como entre el morbo y la repulsión. No obstante y por azares del destino alguna tarde terminé participando en una de sus ñoño-actividades, y fue así que entre bordones, ruedas humanas y espaldas planas conocí a un fañolero de nombre Salvador con quien terminé hablando de, oh sí, cosas ñoñas. Después de discutir sobre la posibilidad de que la biotecnología podría dotar a la humanidad de ojos reflectantes y super poderes, así como de mis vivencias en Green Peace donde conocí a Fher (Fher con H) de Maná, me convencí de su frikiedad.

Yo tengo una teoría ñoño-friki, creo que los ñoño-frikis son personas muy singulares que poseen un campo gravitatorio que atrae a otros ñoño-frikis y van conformando una enorme masa de ñoño-frikis hasta que se forman grupos y sociedades poderosas como el Club de Rotarios, los masones, la Real Sociedad, todas las asociaciones científicas y hasta universidades como Oxford, Harvard y Stanford. Después de trece años de amistad y muchas divertidas vivencias que tal vez narre después, no me cabe duda de que Salvador y mis otros amigos frikis y frikas, hacen de este mundo un mundo más friki-genial.

Keywords: ñoño, friki, frika, Fher (con H)

martes, 23 de agosto de 2011

Sin inspiración y con el cerebro seco

Me ha llegado la hora... la hora de comenzar a escribir la tesis. Los experimentos en el laboratorio ya casi acaban y me ha sugerido el asesor que comience a escribir el libraco. Tengo un año entero para terminarla pero hay dos problemas: 1) me tomará un poco más de tiempo escribirla en un idioma que no es el materno y 2) ya sentado frente a la computadora, justo cuando tengo la intención de comenzar el CAPÍTULO 1... se me seca el cerebro y procrastino de forma terrible... la concentración está atrapada dentro de la casa de un Sim maldito de facebook que está planeando como ponerle una ventana a la nueva habitación que otros procrastinadores le ayudaron a construir. Confío en que para hoy por la noche haya asesinado al Sim maldito, que me regrese la concentración y por lo menos haber escrito un párrafo del capítulo uno.

Primera llamada... primera

En ocasiones anteriores he intentado darle seguidilla a un par de blogs de cuyo nombre (y contraseña) no recuerdo ni quiero recordar nada. Pero como la tercera es la vencida, y como a cada chancho le llega su San Martín, doy inicio a este mi tercer blog. Un blog no compartido como aquellos otros, un blog exclusivamente mío, un blog de solitario... sí, porque tengo espíritu de ermitaño y así las ideas y palabras me florecen de formas más natural y adecuada. Así que sin más preámbulo, declaro inaugurado el "Parloteo de un estrenuo vidajeneante", un título algo pretencioso y fantoche si me lo preguntan, pero que me causa cosquilleo en el tímpano y la punta de los dedos.